Es el blues. Puro blues. Las notas que van y vienen y se pasean por los oídos como vagando y enamorando. Poco a poco, las caderas, por inercia se menean a un ritmo lento e incansable y la sonrisa duradera es avivada por el placer de la progresión del dulce paseo de sonidos. Vienen y se van, y la cabeza a la izquierda, la voz atractiva, sexy, rasgada, suave y potente, trompetas y a la derecha. El último “bending” eleva el placer de vivir el momento. Todo desaparece, es la música y tú. Es la paz y el amor, es el juego del tú y del yo, y del nosotros. Una mirada allá y una sonrisa allá. Un grito y unos “oh!”. Déjate llevar, levanta el brazo y menéate. BB King.
La verdad es que el ritmo del Blues y del Jazz en directo adquiere un algo especial que las canciones, como las llamo yo, ''enlatadas'' no tienen; una frescura especial que atrae a todo tipo de gente: loca y cuerda
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